El nombre popular describe con mucho acierto esta planta de la fomilia de las saxifragáceas que alcanza los 3 m de altura como máximo, originaria de Nueva Zelanda. No son sus pequeñas flores estrelladas y amarillas, que brotan en primavera, las que ilustran sus rasgos, sino las ramas desordenadas y aparentemente caóticas que crecen entrelazadas y provistas de una corteza oscura. Es una variedad única, que llama especialmente la atención por las diminutas hojas que dejan entrever esta maraña. De ahí que se recomiende con razón la Corokia para revestir un muro claro, iluminándolo desde abajo por la noche con un foco. Dado que la coroquia tolera algunos grados bajo cero, puede recogerse relativamente tarde.
Emplazamiento: soleado hasta semiumbrío.
Riego: sólo moderadamente; no obstante, no dejar que se seque.
Abono: de la primavera hasta finales del verano, cada dos semanas.
Alojamiento invernal: luminoso, entre los 5 v 12 °C.
Multiplicación: sin problemas por esquejes de punta.
domingo, 15 de febrero de 2009
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